La solución a las marcas de acné son sesiones repetidas de peelings químicos, de dermapen  y en algunos casos de energía plasma que sustituye a algún láser.

La aplicación de peelings químicos producen descamaciones de la piel que pueden resultar incomodas para el paciente, no porque sean dolorosas sino porque el o la paciente se pela y va soltando pieles. Hay peelings químicos que la pelada es rápida, en dos o tres días se pela la cara.  Escogemos el peeling en función de la edad y también de la tolerancia del paciente.

Combinación de tratamientos

Normalmente hay que seguir con tratamientos para igualar los hundimientos de la piel allí donde ha habido acné. Hay que trabajar la piel de forma continua, cada quince días realizaremos un tratamiento,
combinando generalmente los peelings con el tratamiento de dermapen  con el cual introducimos en la piel por unos microporos  que se hacen con unas microagujas, unos principios activos que van a ayudar a la síntesis de colágeno y a la regeneración de la piel.

Durante el proceso de los peelings químicos también se reduce o elimina  el brote de acné habitual.

En algunos casos hay que hacer tratamiento farmacológico de los pacientes y darles derivados de la vitamina A, que se utilizan en dermatología  para el control de los brotes de acné. Estos fármacos exigen el control analítico de los pacientes.  Hay que empezar con tratamientos  biológicos, y, si no se consigue reducir el acné valorar los tratamientos más agresivos para que haya que no se sigan produciendo lesiones que van a dejar marca irremediablemente.

La combinación de tratamiento oral con los tratamientos en consulta son la clave del éxito del tratamiento. El tratamiento domiciliario debe complementar al de consulta con los cosméticos indicados por el médico.

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