El llamado fotoenvejecimiento es aquel envejecimiento provocado por los rayos UVA.
La piel envejece:
- Por factores internos, inherentes a la genética y a la fisiología individual.
- Por factores externos como el tabaco, la mala alimentación, el alcohol, y el sol.
Las pieles que se exponen habitualmente al Sol, personas que trabajan al aire libre, son pieles mucho más envejecidas. De ahí la importancia de la protección solar, sea física o química.
Consecuencias del fotoenvejecimiento
Con el envejecimiento la capa externa de la piel, la epidermis, se adelgaza de forma fisiológica, y, si además la exponemos al sol, el número de células que contienen pigmento, los melanocitos, disminuyen.
El melanocito es el encargado de sintetizar melanina, cuya función es la de proteger de los rayos ultravioletas del sol. Por eso con los años la piel se vuelve más delgada, más pálida y más transparente (traslúcida) y aparecen manchas pigmentadas grandes, llamadas manchas por la edad, otras llamadas hepáticas o lentigos.
Protección de la piel
Es fundamental proteger la piel desde la infancia, ya que el deterioro es sumatorio, y, tiene memoria. Es como si tuviéramos una cuenta en el banco que vamos usando continuamente y se va agotando, no hay reposición, por ello hay que distribuir bien ese uso.
La prevención debe ser continua, diaria, siempre que estemos expuestos al Sol, incluso dentro de casa, ya que la luz se refleja y nos daña la piel.
Por otro lado, necesitamos la exposición solar mínimo 10-15 minutos al día para sintetizar la vitamina D. La vitamina D es muy importante para mantener nuestros huesos sanos, además de protegernos contra algunos cánceres. Nos expondremos al sol en las horas adecuadas, nunca entre las 12 y las 17 horas.
La protección solar debe extenderse también a los ojos. Hay que usar gafas homologadas por la OMS por un motivo preocupante. Un 20% de casos de ceguera por cataratas se debe a la exposición excesiva a los rayos ultravioletas.
De hecho el 90 % de las personas adultas tienen algún trastorno en la piel, siendo benignos en unos casos y en otros malignos, como son determinados cánceres cutáneos, siendo el más grave el melanoma. Por ello es recomendable hacer revisiones cutáneas de la misma forma que se hacen otras, como la ginecológica.