Detoxificación

Detoxificación, Drenaje y Dieta

Vivimos en un mundo rodeado de toxinas. Cada año aparecen 2000 nuevos productos químicos que no han sido probados en el organismo. Se llaman Persistent Bioaccumulative toxins (PBTs). Esto significa que permanecen en el medio ambiente y en la cadena alimentaria. Ello favorece cambios endocrinos que pueden incluso generar un cáncer. Sabido esto no es extraño pensar en recurrir a una detoxificación de vez en cuando, ¿no?

Los órganos de drenaje son hígado, riñón, pulmón, intestino, piel y mucosas. Todos tienen su proceso de detoxificación.

Fases de una Depuración Hepática

El hígado es uno de los más importantes. En la fase I de depuración hepática se encarga de las toxinas ambientales como pesticidas, contaminantes y aditivos alimentarios,  así como fármacos y el alcohol.

La fase I necesita de la enzima P450 y determinados oligoelementos y vitaminas.  Puede existir algún defecto en esta fase, sea genético (hoy ya podemos analizarlo) o por déficit de alguna de las sustancias citadas y producirse así el acúmulo de sustancias tóxicas que nos irán envenenando progresivamente y generando enfermedades según determinen nuestros genes. De ahí lo importante que son las limpiezas, los ayunos y las fórmulas homeopáticas que facilitan la depuración hepática.

La fase II de depuración hepática usa sustancias ricas en grupos sulfhidrilos. La sabiduría popular ya nos aportaba la capacidad detoxicante del azufre yaguas azufradas. Estas sustancias son la cisteína, la taurina, el glutatión, que actúan como eliminadores de radicales libres y quelantes de metales pesados.

En la medicina bioreguladora procuramos estimular los órganos de drenaje y favorecer las fases de depuración hepática, especialmente el estímulo de la enzima P450 que es la responsable de eliminar la histamina. Si no se elimina correctamente aparecen alergias. No hay que dar antihistamínicos,  hay que favorecer la eliminación de la histamina.

Las alergias se manifiestan en la piel, en forma de eczemas, urticarias….y en las mucosas en forma de inflamación de la mucosa, respiratoria o intestinal, dando una bronquitis o una diarrea en los mejores casos. Si persiste el problema puede incluso desencadenar un cáncer.

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