Hoy quiero hablaros de la Belleza desde la Salud. Los factores más devastadores de la piel son bien conocidos: el tabaco, el sol, la mala alimentación, el insomnio o la baja calidad del sueño, el estrés.
La corrección de estos factores influye en el aspecto de nuestra piel, en la luminosidad, la oxigenación. El aspecto de una mujer fumadora de 40 años es el de una de 50. Hay un proceso de envejecimiento mayor. La piel se torna pálida, deshidratada, el pelo reseco.
El envejecimiento prematuro tiene que ver con muchos factores externos. Además del tabaco, el sol es un gran enemigo. Hay que usar protectores solares adecuados. Hoy tenemos ya los que protegen incluso de los infrarrojos A, no sólo de los ultravioletas. Hay que usarlos correctamente. Es aconsejable pedir una explicación en la farmacia.
El exceso de proteínas animales también se manifiesta en nuestra piel, pierde luminosidad, tiene un aspecto engrosado y apagado. Es aconsejable reducir la ingesta de carnes rojas, especialmente, a medida que cumplimos años. Ello no solo beneficiará al envejecimiento cutáneo sino que mejoraremos el envejecimiento general, y mejorando así nuestra calidad de vida.
Otro factor comentado es el estrés, más difícil de controlar, aunque a medida que pasa el tiempo nos damos cuenta de la necesidad de gestionar el estrés. Podemos añadir a nuestros hábitos de vida algún deporte, meditación, yoga, y somos capaces de relativizar muchas cosas.
La piel sufre con nuestros hábitos de vida, al igual que ocurre en todos nuestros tejidos. Lo que vemos en nuestra piel es lo que ocurre en nuestro interior, si hay rigidez, en nuestras arterias también la hay, si falta oxigenación, en nuestros tejidos también falta, especialmente en nuestro cerebro, donde realmente empieza el envejecimiento.
Además de mejorar hábitos hay algunos tratamientos que ayudan, el DHA, en dosis adecuadas, la astaxantina, la Ozonoterapia….
El conjunto de tratamientos externos ha de ir acompañado de cambios personales.