Cuando un paciente es diagnósticado de cáncer se le produce un impacto psicológico importante. Hay muchos pacientes que se conforman con la “mala suerte” que han tenido. Otros deciden hacer el tratamiento que se les propone sin cuestionarse su efectividad. Algunos sí lo hacen. Y estos son los que tienen más probabilidades de supervivencia, porque buscarán el porqué les puede haber ocurrido a ellos, qué lo ha podido desencadenar y qué más pueden hacer además del tratamiento convencional. Y en este contexto es cómo nosotros queremos mostrarte la relación entre cáncer y medicina biológica.
El cáncer, muy de cerca
He decidido escribir sobre este tema es porque ayer visité a una paciente tratada de cáncer de mama. Además de la extirpación de la mama y el efecto psicológico que esto produce, le están haciendo radioterapia y supresión hormonal. La radioterapia le producía efectos secundarios al cabo de dos horas de haber acabado el tratamiento. Es una paciente que ya había estado en contacto con la medicina biológica y ha decidido complementar su tratamiento actual con la medicina natural.
Una de las cosas más interesantes que ella ha experimentado es que tomando sopa de miso, ya no tiene los efectos negativos de la radioterapia. Lo más triste es que al comentarlo con la radiologa puso una cara de incredulidad.
Creo que hay una falta de interés por lo que la humanidad ha ido descubriendo a través de los siglos. Parece mentira que cualquier médico no escuche y atienda a algo que posiblemente tenga un efecto bioquímico.
El cáncer tratado con medicina biológica
En la carrera de medicina estudiamos bioquímica, pero a algunos médicos se le olvida totalmente. La medicina biológica tiene en cuenta esa bioquímica. Nos inunda nuestras células, nuestros órganos, e intenta manejar la alimentación y los complementos nutricionales. Así se regulan esas reacciones química que estás alteradas y pueden favorecer el desarrollo de metástasis si no se intenta regularlas.
Empecé a interesarme por la medicina biológica justamente porque veía que cuando se había, supuestamente, curado una enfermedad, al cabo de un tiempo volvía a aparecer, había una recidiva. Creo que si realmente curamos no debe aparecer de nuevo esa enfermedad. Ese es el motivo por el cual busqué algo más de lo que me habían explicado durante la carrera.
Un cáncer tiene bases genéticas que no podemos controlar. Pero siempre hay un desencadenante que proviene de nuestro exterior, un virus, un químico que modifique funciones celulares…. Son incluso algunos medicamentos que alteran el sistema inmunológico y éste pierde el control de las células cancerosas. Emociones negativas y estrés son uno de los factores más importantes que modifican nuestra inmunidad. Se conoce bien la depresión inmunológica que genera el estrés.
Todo esto nos tiene que dar idea de que debemos hacer algo más que quedarnos con el tratamiento convencional. Es necesario atender a nuestra inmunidad controlando la alimentación y tomando los complementos que nos ayuden. Siempre con ayuda de un médico, porque no basta con la información que podemos encontrar. Es el profesional de la medicina el que integrando la información clínica y las pruebas bioquímicas puede decidir qué hacer en cada caso.