Sabemos que hay relación directa entre el exceso de colesterol y enfermedades cardiovasculares. La realidad es que la patología se produce porque se obstruyen las arterias y no hay un aporte de oxígeno correcta. Si ello ocurre en una zona vital es cuando se pone en riesgo la vida. Los infartos se producen de esta forma.
El colesterol es una molécula necesaria para la síntesis de algunas hormonas, especialmente las hormonas sexuales. Por tanto es necesario que se produzca colesterol. El problema es cuando se produce en exceso y una de sus fracciones, la llamada LDL se oxida. Así es como se genera la arteriosclerosis. Esa molécula oxidada es la que empieza a formar las placas de ateroma. Por tanto, el control se ha de hacer ahí, en el LDL oxidado. Porque si se disminuye el colesterol total pero el LDL-ox no baja, se sigue produciendo el proceso de formación de placas de ateroma que son las responsables de la obstrucción arterial.
Hay personas que no tienen colesterol elevado, pero sí tienen arteriosclerosis. Esto es debido en parte a ese proceso, y, por otro lado a que las lesiones en la pared arterial se producen porque hay un proceso inflamatorio que es el que inicia la placa ateromatosa. Este proceso se favorece con la ingesta de azucares y con el exceso de insulina en sangre. Eso explica que los diabéticos tengan mucho más riesgo de arteriosclerosis aunque tengan un colesterol bajo
El concepto lineal de colesterol alto, hay que bajarlo es relativo. Lo que debe tratarse es el LDL oxidado y la inflamación llamada silente que es la responsable del inicio del proceso.
Para este tratamiento es imprescindible la ingesta de antioxidantes y de omega 3. En concreto EPA en dosis mínimas de 2 gr. Sólo así podemos frenar la formación de placas, de otra forma lo que vemos son niveles aceptables en sangre, que es donde medimos el colesterol, pero no sabemos si hemos conseguido atajar la formación de placas de ateroma.
La ineficacia de los tratamientos se debe a este concepto tan lineal. «Si consigo tener el colesterol bajo, ya no hay que preocuparse». Lo malo, malísimo, de esto es que sobreviene el infarto, porque sí hay que preocuparse, hay que tratar el tapón que se está formando. Que mejore no significa que desaparezca.
Ahora ya conoces la relación entre colesterol y enfermedades cardiovasculares. Tenla muy en cuenta ¡y cuídate!
En las analíticas sólo se contempla el colesterol total, insuficiente si de verdad queremos prevenir la arteriosclerosis.